No hay cosas peor que una mala experiencia te haga aborrecer un libro. Suele ocurrir en el instituto, cuando uno es forzado a leer libros que no le interesan en absoluto (y en la carrera también ocurre, no se crean). En mi caso fueron obras que simplemente me aburrieron, como "La casa sota la sorra" de Joaquim Carbó, o "Encina y el secreto del peregrino" (no recuerdo el nombre del autor o autora, pero recuerdo que le puse a la profesora en el trabajo que hubiera preferido leer "El nombre de la rosa" o las novelas de Eiji Yoshikawa sobre Musashi Miyamoto. A los quince años... hay que tener rostro para escribir eso... bueno, ser adolescente, supongo.), o directamente panfletos nacionalistas como "Sociolingüística per a joves", que los perros viejos que compartieron aula conmigo recordarán. Pero no es mi intención hablar de mí. Me consta que a muchos esta misma situación de desagrado les ha pasado con el Quijote, un hecho realmente lamentable, tanto para los sufridos colegiales o bachilleres, como para el propio libro.
Quizá sea verdad lo que comenta Luis Antonio de Villena de que hay que tener más de 30 años para leer el Quijote y disfrutarlo. Pero, al menos, para empezar a entrar en él, y lo que es más, quitarle esa etiqueta de "tostón" que muchos le ponen de forma inmerecida, la obra que nos ocupa puede ser de mucha utilidad. Se trata de "La leyenda de la Mancha", el disco que Mägo de Oz editó en 1997. Sí, un disco. Más aún: un disco de heavy metal.
"La leyenda de la Mancha" nos cuenta en trece canciones los pasajes más importantes del Quijote de Cervantes. Con una sabia mezcla de estilos, que el grupo ya había afianzado en "Jesús de Chamberí", que van desde el heavy más rápido en "El grial", a las tonadas más de folk celta en "La ínsula de Barataria", se repasan episodios como el de los molinos de viento, lo que acaeció en la venta, el bálsamo de Fierabrás o el encuentro con el Caballero de la luna blanca. Mägo de Oz interpreta el libro de Cervantes como un canto a la amistad entre sus personajes, y de la lucha por el ideal en el que uno cree. Las letras de Chus y las voces de Jose ponen el resto (sin menospreciar el trabajo de toda la banda, que es magnífico). Y lo más interesante del disco, a mi parecer (el de un idealista trasnochado) es que mucha gente quizá llegó a ver con otros ojos un libro que quizá de otra forma hubiera pensado que era una pérdida de tiempo leer. Esta creo que es la lección del disco. Si con una "ópera heavy" -falsa ópera heavy, claro- podemos acercar la obra magna del castellano a nuevos lectores, ¿por qué no hacerlo así?
Quizá sea verdad lo que comenta Luis Antonio de Villena de que hay que tener más de 30 años para leer el Quijote y disfrutarlo. Pero, al menos, para empezar a entrar en él, y lo que es más, quitarle esa etiqueta de "tostón" que muchos le ponen de forma inmerecida, la obra que nos ocupa puede ser de mucha utilidad. Se trata de "La leyenda de la Mancha", el disco que Mägo de Oz editó en 1997. Sí, un disco. Más aún: un disco de heavy metal.
"La leyenda de la Mancha" nos cuenta en trece canciones los pasajes más importantes del Quijote de Cervantes. Con una sabia mezcla de estilos, que el grupo ya había afianzado en "Jesús de Chamberí", que van desde el heavy más rápido en "El grial", a las tonadas más de folk celta en "La ínsula de Barataria", se repasan episodios como el de los molinos de viento, lo que acaeció en la venta, el bálsamo de Fierabrás o el encuentro con el Caballero de la luna blanca. Mägo de Oz interpreta el libro de Cervantes como un canto a la amistad entre sus personajes, y de la lucha por el ideal en el que uno cree. Las letras de Chus y las voces de Jose ponen el resto (sin menospreciar el trabajo de toda la banda, que es magnífico). Y lo más interesante del disco, a mi parecer (el de un idealista trasnochado) es que mucha gente quizá llegó a ver con otros ojos un libro que quizá de otra forma hubiera pensado que era una pérdida de tiempo leer. Esta creo que es la lección del disco. Si con una "ópera heavy" -falsa ópera heavy, claro- podemos acercar la obra magna del castellano a nuevos lectores, ¿por qué no hacerlo así?
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