En una nueva incursión a la Biblioteca Can Sales de Palma, me llevé un poco de todo. En Amnesia (Kati Rickenbach - La Cúpula, 2011), una joven se despierta con resaca y un chupetón, y no recuerda nada de lo sucedido en la última noche. Por otro lado, un hombre está tomando un café cuando se le acerca un joven que le cuenta una extraña historia. Rickenbach hila dos historias aparentemente sin conexión para hablar de esas lagunas de memoria y sus diferentes orígenes. Gráficamente curioso pero argumentalmente regular. Aunque no tan malo como Primeros calores (Jean-Phillipe Peyraud - Dibbuks, 2007), el retrato de toda una generación que frisa los treinta años y en cuyas intrascendentes charlas (separadas por sectores masculino y femenino) se asoma la inanidad y el aburrimiento más absoluto (para el lector). Un slice of life tan mal traído que no es capaz de generar interés en ningún momento. A las diez páginas ya estaba sudando; y finalmente fui incapaz de terminarlo, y eso que un cómic tiene que ser muy malo para que lo deje inacabado. Mucho mejores resultaron los tres títulos restantes. Por una parte, Píldoras azules, de Frederik Peeters (Astiberri, 2005), su aclamada obra autobiográfica sobre su relación con una mujer afectada por el virus del VIH y su hijo. Acostumbrado a leer a Peeters en contextos más fantásticos, me ha gustado ver cómo es capaz de dominar otros registros. Se trata de una obra franca y sentida, muy interesante. Por otra, La marea de San Pedro, de Tomeu Pinya (Astiberri, 2010), nos muestra a un autor mucho más maduro que el de Un pueblo blanco: El bar del barbudo. Pinya se inspira en una canción de Tots Sants para narrar un drama romántico ambientado en la Mallorca rural y pesquera. Gráficamente Pinya ha depurado su estilo de forma geométrica y está soberbio; la trama es correcta pero no deja de ser algo manida; creo que Pinya sería un magnífico autor si trabajara con un guionista con el que se sintiera cómodo (y poniéndonos tiquismiquis, hay un error de tratamiento con el padre del protagonista, donde primero se le trata de "vos" y luego de "usted"; un error que seguramente viene de una confusión al traducir, quizá mentalmente del catalàn, en el que el tratamiento de respeto tradicional para las personas mayores es el antiguo "vos"). Y finalmente, David Boring (La Cúpula, 2003), siguiendo con las obras de Daniel Clowes que voy recuperando. Ésta me ha parecido la más interesante de las que he ido leyendo, supongo que también porque es la más accesible, la menos rara y la que tiene una trama más "tradicional", si eso puede aplicarse a Clowes. Un autor que no deja indiferente y que os recomiendo.