El clavo final al ataud académico de la promoción que empezó Filología en 1997 lo dio el pasado 25 de julio la ceremonia de graduación, a la que asistieron no pocos graduados y allegados a éstos. No merece la pena, por otra parte, recalcar que muchos de los graduados en realidad no lo son, puesto que pueden asistir a la ceremonia todos los que estén matriculados en su último año de carrera.
Amigos filólogos recién licenciados (o casi), me dirijo a vosotros: recordad siempre que un título de por sí no otorga sabiduría, ni el hecho de que hayáis llegado aquí significa más que el haber pasado una serie de carreras de obstáculos burocráticas. Ahora es cuando hay que demostrar lo que uno es, para lo que uno vale. Dejad bien alto el honor de nuestra profesión y sed siempre buenos profesionales.
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Amigos filólogos recién licenciados (o casi), me dirijo a vosotros: recordad siempre que un título de por sí no otorga sabiduría, ni el hecho de que hayáis llegado aquí significa más que el haber pasado una serie de carreras de obstáculos burocráticas. Ahora es cuando hay que demostrar lo que uno es, para lo que uno vale. Dejad bien alto el honor de nuestra profesión y sed siempre buenos profesionales.